A 37 kilómetros de Burgos, en pleno Camino de Santiago
hayamos las ruinas del convento de San Antón (Castrojeriz). El pueblo de
Castrojeriz está a escasos 5 kilómetros de las ruinas del convento
Los “antonianos” hacia el año 1.146 aproximadamente se
instalan en este convento para atender a los peregrinos que iban dirección a
Santiago, también trataban la enfermedad
de la "fiebre de San Antonio", "fuego de San Antonio" o
"fuego del infierno", enfermedad muy común en la Edad Media(1), estos monjes siempre dejaban pan y vino
para mitigar el hambre y la sed de los romeros que por aquellos años pasan por
debajo de una arcada, con dos alacenas que hoy en día aún podemos encontrar.
El rey Carlos III suprime la orden de antonianos y pasan a
manos de la Orden de San Juan de Jerusalén, allá por el año 1.777 y en el 1.791
queda totalmente extinguida, el convento queda abandonado hasta la
desamortización de Mendizábal en los años 1.836 y 1.837, donde el convento pasa
a manos privadas, hasta que en 2002 un vecino de Burgos arrienda el
convento y abre un hospital de peregrinos.
Quizás está muy lejano a las comodidades que buscan los
actuales peregrinos, quizás un sitio donde mucha gente no querría hacer noche o
simplemente un lugar donde pasar de largo.
En cambio puedo decir tanto yo como las personas que se han
quedado allí, a lo largo de estos años, que es un lugar con magia, un sitio que
no pasa desapercibido, un lugar con
historia peregrina, lugar para compartir con hospitaleros y demás peregrinos.
Tras sus paredes, muchas de ellas en ruinas por el paso de los años, pero que
poco a poco reformadas por la gran labor de alguien que debe tener o sentir el
Camino de Santiago como parte de su vida, esconden infinitas historias a lo
largo de los años y porque no decir de los siglos.
Un lugar singular que carece de luz eléctrica, así que
debemos olvidarnos de poder conectar nuestros aparatos electrónicos para
re-cargarlos o que debes ducharte con agua fría por que no se puede calentar el
agua, debido a que no hay termos que la calienten. Quizás todo esto son
desventajas para mucha gente pero en realidad,
es una fortuna, el poder
compartir una cena a la luz de las velas
y luego el poder mantener una charla con todos los presentes amparados bajo
esas majestuosas paredes que aún quedan en pie, que misteriosamente cuando cae
el sol de la tarde, pasan a tener un color anaranjado o de la misma manera un desayuno con esas mismas velas mientras empieza a amanecer.
Sí, es un lugar que no tienes nada que hacer y puede parecer
aburrido ya que la población más cercana está a unos 5 km pero en realidad no
te hace falta nada, porque mientras estas rodeado de aquellas paredes, tu mente
vuela a siglos pasados y puedes desconectar de todo y tu única distracción,
además de echar una mano a la gente que está de voluntaria atendiéndolo, es
conversar con los otros peregrinos que están allí y que se agradece, ya que vas
a muchos albergues y muchos peregrinos están con su teléfonos móviles. Aquí se pierde la noción del tiempo y en un
sitio como el Camino de Santiago esto es un gran tesoro.
Un lugar donde la gratitud y la austeridad reinan, ya que no
encontraras grandes lujos, ni mucho menos, sino
6 literas haciendo un total de 12 camas, (en realidad yo pienso que esos
12 lugares para dormir es como si fueran los 12 apóstoles), una cena y
desayuno en comunidad y no cobrando absolutamente nada, se mantiene por
el donativo de los peregrinos que pasan por allí, aun así el convento de San Antón
siempre ofrecerá las mejores de sus sonrisas a toda persona que se pase por
allí sea peregrino o curioso que pasa a ver las ruinas.
Este año después de empezar mi camino en la ciudad francesa
de Le Puy en Velay y llevar unos 1000 km recorridos tuve la gran suerte de poder
quedarme allí, un día como peregrino y otro como hospitalero ayudando a las dos
chicas que allí estaban, con tan solo 2 días me basto para saber apreciar y
descubrí lo especial que es aquel sitio y si este año puedo, estaré encantado
de estar allí como hospitalero porque para mí es un lugar con encanto y mágico
del Camino de Santiago
(1)
Enfermedad causada por la in-gesta de alimentos
contaminados por mico-toxinas (toxinas producidas por hongos parásitos). Está
causado fundamentalmente por el ergot o cornezuelo que contamina el centeno. El único remedio conocido en la Edad Media
consistía en acudir en peregrinación a Santiago de Compostela. La explicación
es sencilla: El ergotismo gangrenoso lo producía el consumo prolongado de pan
de centeno contaminado por el hongo cornezuelo. El hospital del convento de San
Antón de Castrojeriz curaba a los enfermos ofreciéndoles pan de trigo candeal.